sábado, 17 de diciembre de 2011

El tiempo perdido

-¿Te casarás con ella?

Matías la miró, sorprendido e incómodo al mismo tiempo por la pregunta. Isabel mantenía la vista fija en el horizonte, impasible.
El joven había estado temiendo aquel momento desde el día en el que, por vía indirecta (él había sido demasiado cobarde para decírselo a la cara), su antigua prometida se había enterado de que había estado cortejando a otra mujer.

-Isabel…
-No quiero que me des excusas. Sí, o no.
-Isabel, yo te quiero. Pero…-intentó coger su mano, pero esta la apartó bruscamente, sin dejar de mirar hacia adelante.
-Sí o no.

Matías resopló, y apoyó las manos en la valla de hierro.
-Sí. En Abril.

Isabel tragó saliva, y haciendo un gesto extraño, como si se armara de valor, volvió la cabeza. Tenía los ojos humedecidos.
-¿La quieres?-preguntó, frunciendo mucho los labios, como intentando no llorar.
-Sabes que no.
Isabel Martín le lanzó una significativa mirada, medio furiosa, medio decepcionada, y suspiró.
-Y tú sabes que eso es lo peor que puedes decir. Para ella, para ti y para mí.

Le retiró la mirada, no podía soportarlo más.
Aunque bien era cierto que había conseguido escapar del efecto de su mirada hacía ya mucho tiempo. Los desengaños y las mentiras de Matías habían hecho despertar a la joven Isabel de su sueño, en el que ella y su futuro marida vivían felices hasta el final de sus días. Había dejado de creer en él hacía ya demasiado tiempo, hacía ya demasiadas lágrimas.
Pero, después de todo… Le seguía amando. Y se sentía la mujer más estúpida del mundo por ello.

-Isabel, tú y yo no hubiésemos acabado bien juntos. Sin el favor de mi padre, sin dinero… Nuestra vida y la de nuestros hijos hubiese sido miserable. Ni siquiera el amor…
-Mis padres no han tenido dinero en toda su vida. Tuvieron tres hijas, y se sacrificaron por ellas hasta el punto de pasar días sin comer para que ellas tuvieran algo que llevarse a la boca. Y, ¿sabes una cosa? Sus hijas salieron adelante; yo salí adelante. Y jamás vi en nuestra familia una mínima señal de infelicidad.
Matías no respondió.

-No creas que soy tan tonta, Matías. – prosiguió, con el tono más racional y frío que podía conseguir -Sé que si te casas con ella es porque tiene dinero; tiene mucho dinero. Por el amor de Dios, su padre es conde, o marqués, o… ¡Oh, qué se yo!
Sacudió la cabeza, furiosa.
-Parece mentira que no me conozcas. Aunque, a decir verdad, hay tantas cosas que parecen mentira…-dijo, más para sí misma que para su acompañante.
El joven seguía sin responder.

-No todo está perdido, aunque tú lo creas así.-dijo, finalmente- Aunque yo me case con ella, podemos seguir viéndonos, te enviaría una nota de vez en cuando para…
-¿Qué?-le cortó ella, mirándole con los ojos de color miel muy abiertos, y alzando la voz a cada palabra-¿Me estás diciendo, Matías…que sea tu querida?
-No lo digas así, por el amor de Dios. Suena de una manera horrible.
-¡Suena como tiene que sonar!-sus mejillas comenzaron a enrojecer de rabia-¿Acaso has tenido la valentía de creer que yo iba a…? ¿Que yo iba a…?

Se quedó con la boca abierta, tratando de articular alguna palabra, pero sin conseguirlo por la indignación. Reaccionó, le pegó una bofetada. Volvió la cabeza.
-No alargaré más esto, no innecesariamente. El tiempo es oro. Ojalá pudiera recuperar el perdido junto a ti. – dijo, con lágrimas más que evidentes cayendo de sus ojos-Espero que hagas muy feliz a Eugenia, se lo merece. En cambio, tú…

Resopló, y respiró hondo, tratando de tranquilizarse.

-Mi tren llegará en unos minutos. Buenos días, Matías.

Isabel se secó las lágrimas (que no cesaban de caer) con un pañuelo de tela, y tomó la escalera que llevaba hacia el andén número nueve, su andén.

Caminaba con paso firme y rápido, resistiéndose a mirar atrás, resistiéndose por última vez a los encantos de Matías. Él grito, intentando convencerla con su voz de terciopelo.

-Isabel. ¡Isabel!

No quiso correr detrás de ella, no hubiera sido demasiado conveniente armar escándalo en la estación, estando Eugenia, su actual prometida, a punto de llegar de Madrid.
Se quedó en la valla, observando cómo Isabel se subía al tren que la llevaría lejos de allí. Lejos de su vida, por la que tanto había luchado. Lejos de él, que, ahora se daba cuenta, tanto daño le había hecho.

Lejos del lugar en el que había perdido todo su tiempo, imaginando una vida al lado de un hombre que, por mucho que lo intentara, nunca la merecería.


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También en http://talesoftheunknown.blogspot.com/2011/12/el-tiempo-perdido.html

Dalià♥

martes, 29 de noviembre de 2011

"Levanto la cabeza y distingo la barquilla de un columpio justo encima de mí. Una silueta familiar entra y sale de la oscuridad como el fantasma de un pájaro que quizá sea. Siento un repentino e incontrolable deseo de agarrarla igual que si fuera la pelota de un tiovivo para niños. Quién sabe, tal vez ganase una vuelta al cielo junto a ella. Un traje de plumas, de dibuja deliciosamente sus curvas de la cabeza a los pies, le moldea el cuerpo. El capuchón se ajusta a su rostro sin dejar siquiera que sobresalgan las orejas, parece Caperucita Roja en versión jilguero sexy. Le cubren las manos unos guantes de terciopelo negro. ¿Será una ladrona Me acerco. Esa chica es una tarta de nata montada en unos tacones altos, su boca parpadea como el más goloso de los faros. La barquilla frena envuelta en un susurro de élitros y mi corazón acelera. Tiene un pájaro posado en la clavícula izquierda, lo que le da un cierto aspecto de pirata. Me acerco aún más. Unas plumas minúsculas que cobran vida a la menor expresión le cubren la carita. Las de los antebrazos son mucho más largas; se extienden majestuosamente hasta convertirse en alas."


                                                Mathias Malzieu; Metamorfosis en el Cielo

martes, 15 de noviembre de 2011

66

Hoy, no haré una gran entrada.
Porque en la lengua española no hay suficientes palabras como para describir lo maravillosa que es.
Porque las pocas que hay han sido gastadas por mí durante los últimos años, alabándola.
Porque la admiración y el cariño no se demuestran una vez al año, sino con el día a día, con pequeños detalles.
Porque, voy a ser sincera, no tengo ni tiempo ni ganas.
Y porque con un texto de 1000 palabras no conseguiría expresar ni el 1 % de mis sentimientos.

Hoy, se cumplen 66 años del nacimiento de miss Anni-Frid Lyngstad.
Probablemente sea desconocida para la mitad de la gente, y para la otra mitad tan sólo sea “aquella chica morena que cantaba en ABBA”.
Pero a mí eso me da igual, porque con que tan sólo exista para mí, me vale.
Y aunque hoy se haga un año más vieja, nada cambiará.
Ella seguirá siendo (casi) perfecta, y yo seguiré aspirando a parecerme (un poquito) a ella.

Hoy, cumple años una reina; la reina del baile.



Grattis på foldelsgaden, Anni-Frid.

domingo, 13 de noviembre de 2011

La Reina del Crimen

Hay algo en la obra de Agatha Christie que engancha.
Algunos dicen que es la trama, otros la ambientación, y otros hablan de los personajes y sus relaciones.
Pero hay algo en lo que todos los admiradores de la Reina del Crimen coincidimos, y es que hay algo en sus novelas que engancha, desde la primera hasta la última línea.
Es lo que te hace mantenerte despierto hasta altas horas de la noche sabiendo que a la mañana siguiente hay que madrugar, lo que te hace ignorar a tus amigos si tienes uno de sus libros en tus manos, lo que te hace abandonar tus tareas y tus obligaciones para leer, aún sabiendo las consecuencias que eso tendrá.

Puedes estar paseando por St.Mary Mead con Miss Marple, tomando un chocolate con Poirot o yéndote a vivir a la Isla del Negro; pero hay algo que siempre, siempre, tendrás en cuenta.

Hay algo en la obra de Agatha Christie que engancha.
Y, definitivamente, es una adicción que acepto con sumo gusto.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Sal con una chica que lea

Sal con una chica que lea. Sal con una chica que se gaste el dinero en libros en vez de en ropa. Que tenga problemas de espacio en el armario porque tiene demasiados libros. Sal con una chica que tenga una lista de libros que quiere leer, que tenga carné de la biblioteca desde los doce años.

Encuentra una chica que lea. Sabrás que lo hace porque siempre llevará un libro por leer en la mochila. Será la que mire con amor las estanterías de la librería, la que llora silenciosamente cuando encuentra el libro que quería. ¿La chica rara que huele las páginas de los libros viejos en una librería de segunda mano? Esa es la lectora. Nunca se pueden resistir a oler las páginas, especialmente si están amarillentas.

Es la chica que lee mientras está esperando en la cafetería del final de la calle. Si echas un vistazo a su taza, verás que la crema del café está flotando en la superficie porque ya está como absorta. Perdida en un mundo que el autor ha hecho. Siéntate. Probablemente te mire fugazmente, como la mayoría de las chicas que leen no le gusta ser interrumpida. Pregúntale si le gusta el libro.

Cómprale otra taza de café.

Hazle saber que lo que realmente piensas de Murakami. Mira a ver si ha ido a través del primer capítulo de Fellowship. Entiende que si te dice que entiende al Ulysses de James Joyce sólo te lo dice para sonar inteligente. Pregúntale si le gusta Alice o si le gustaría ser Alice.

Es sencillo salir con una chica que lea. Regálale libros por su cumpleaños, por Navidad y por los aniversarios. Dale el regalo de las palabras, en poesía, en canciones. Regálale a Neruda, Pound, Sexton, Cummings. Hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Entiende que ella sabe la diferencia entre los libros y la realidad, pero por dios que va a intentar hacer su vida un poco como su libro favorito. Nunca será tu culpa si lo hace.

De alguna manera tiene que pegarle un tiro.

Miéntele. Si entiende la sintaxis, entenderá que necesitas mentir. Tras las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo. No va a ser el fin del mundo.

Fállale. Porque una chica que lee libros sabe que el fracaso siempre lleva hasta el clímax. Porque ellas entienden que todas esas cosas tendrán un final. Y que siempre puedes escribir una secuela. Y que puedes empezar otra vez, y otra y seguir siendo el héroe. Que la vida está destinada a tener un villano o dos.

¿Por qué estar asustado de todo lo que no eres? Las chicas que leen entienden que esa gente, como los personajes, evolucionan. Excepto en la saga de Crepúsculo.

Si encuentras una chica que lea, mantenla cerca. Cuando la encuentres a las dos de la mañana sosteniendo un libro contra su pecho y llorando, hazle una taza de té y sostenla. Puedes perderla por unas cuantas horas pero siempre volverá a ti. Hablará como si los personajes del libro fuesen reales, porque por un rato, siempre lo son.

Te declararás en un globo de aire caliente. O durante un concierto de rock. O casualmente la próxima vez que esté enferma. Por Skype.

Sonreirás con tantas ganas que te preguntarás por qué tu corazón no ha explotado y la sangre no está corriendo por tu pecho ya. Escribirás la historia de vuestra vidas, tendréis hijos con nombres extraños y gustos aún más extraños. Les presentará a vuestros hijos Cat in the Hat y Aslan, quizá el mismo día. Pasaréis los inviernos de vuestra vejez juntos y ella recitará a Keats en voz baja mientras te sacudes la nieve de las botas.

Sal con una chica que lea porque te lo mereces. Te mereces una chica que pueda darte la vida más colorida imaginable. Si sólo puedes darle monotonía y horas trilladas y compromisos a medias, entonces estás mejor solo. Si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, sal con una chica que lea.

O mejor aún, sal con una chica que escriba.



"Date a girl who reads" escrito por Rosemarie Urquico, en respuesta a "You Should Date An Illiterate Girl" escrito por Charles Warnke.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Metamorfosis

Aunque por el título no lo parezca, esta es una entrada con un mensaje personal. ^.^
Después de haber abandonado el blog durante unas semanas (no se me ocurría qué publicar, no tengo ninguna historia nueva y apenas tengo tiempo), he decidido cambiarlo, someterlo a la "metamorfosis".
Llevo mucho tiempo con esta template, así que voy a  cambiarla. Eso está en proceso (estoy buscando plantillas varias), pero hay otra cosa que me gustaría cambiar...
Y es el contenido.
Si me limito a historias, y, como mucho, a extractos de libros, tendré el blog abandonado demasiado a menudo. Por eso quería preguntaros, pocos (pero queridos) lectores, ¿qué os gustaría ver en mi blog?

Muchas gracias por la colaboración, nos vemos en WMLOW :3


Dalià♥

martes, 4 de octubre de 2011

Métamorphose en bord de ciel.

"Los pájaros se entierran en pleno cielo. Incluso la más elegante de las nubes está repleta de sus cuerpecitos yertos. Se dice que de cada 10.819 gotas de lluvia, 1 sería la lágrima de un pájaro muerto y que de cada 16.474 copos de nieve, 1 el fantasma de un pájaro descolgado de la placenta celeste."


                                     Mathias Malzieu; La metamorfosis en el cielo.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Tanto tiempo atrás

One-shot de, para variar y tal, ADMM (♥). (:


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-Dije eso, y me fui. Desde entonces, no he vuelto a saber de él. Hasta esta carta, claro.
La joven bruja sacó un pañuelo de encaje, y se enjuagó las lágrimas.
Era la primera vez que Albus Dumbledore veía llorar a Minerva Mcgonagall en los más de veinte años que la conocía. Le acababa de narrar, de principio a fin, su desafortunada historia de amor con aquel joven muggle. La vida había sido realmente cruel con su pobre corazón.
Sin dudarlo ni un segundo, la abrazó. La pequeña Minerva, la niña que se había hecho un hueco en su corazón hacía tantos años con su inteligencia y su valor, se deshacía en llantos.
-Yo le amaba, Albus. Pero el maldito miedo a ser tan infeliz como mi madre, la vanidad que me impidió desaprovechar mi talento… Cada mañana, cuando me levanto, me pregunto cómo sería despertarme junto a él. Oh, Albus.
Sollozó con fuerza, y se aferró a Albus. A los pocos minutos, como si se hubiera dado cuenta de algo, Minerva se apartó bruscamente.
-Lo… Lo siento, profesor.-balbuceó, secándose las lágrimas de nuevo- No debí haberle hablado de esto, me pongo totalmente irracional.
-No todo es lógica y matemática, Minerva. Todos hemos tenido un desamor en nuestras vidas.-dijo él, en tono comprensivo- Irracional sería que no sufrieras.
La joven profesora frunció el ceño, y sollozó de nuevo.
-Lo sé, Albus-le tuteó de nuevo- Pero es que me da… Rabia, sí. Rabia que, para una vez que he amado, haya sido así… Oh, Albus, si al menos hubiera más hombres como t…
Minerva calló de repente.
-Como él que pudiese amarme.
Intentó arreglarlo, pero aquel ahogado “tú” no había pasado desapercibido para ninguno de los dos.
Un silencio incómodo se instauró entre el director y la jefa de la casa Gryffindor, que por un momento no se atrevieron a mirarse a los ojos.
-Minerva…-acertó a murmurar Albus- ¿Sigues queriendo a Dougal?
La animaga le miró, los rastros de lágrimas aún visibles en sus mejillas.
-Bueno… Guardo buenos recuerdos de cuando estábamos juntos, claro, pero… Dejé de quererle hace tiempo.
-¿Y nunca has pensado en volver a amar?
La respiración de Minerva comenzó a agitarse, a medida que notaba cómo sus rostros se iban acercando.
Se maldijo a sí misma.
¿Por qué diablos estaba tan nerviosa? Albus era su amigo desde hacía quince años, cuando ella había dejado Hogwarts, y su amistad había pasado a íntima con su llegado a la escuela hacía ya dos años.
Entonces, ¿por qué sentía como le sudaban las manos, como se le secaba la boca por momentos?
-Albus, yo…
-¿Sí, Minerva?
Albus se fijó en Minerva por un segundo.
Ya no quedaba ni rastro de aquella niña sabelotodo que había brillado en sus clases. Minerva era ahora toda una mujer: alta, bien proporcionada y con unos rasgos felinos que la hacían tan atractiva como misteriosa.
Minerva era una mujer perfecta, que merecía ser amada. Para él había sido siempre una amiga, una gran amiga.
¿Pero por qué había parado de respirar?
-Ya he vuelto a amar.
Fue un impulso, un acto reflejo.
Albus besó a la bella criatura que tenía delante, como no había besado a nadie desde hacía ya demasiado tiempo.
Fue un beso corto, muy tierno. El sabor de las lágrimas estaba aún latente en sus labios cuando se miraron.
Eran el mago y la bruja más poderosos e inteligentes de sus respectivas generaciones, pero ni uno ni otro supieron qué decir.
Minerva decidió bajar la vista al suelo, y Albus comenzó a pasear por el despacho.
-¿Qué significa esto, Albus?
El anciano director se giró para mirarla, y frunció el ceño.
-Minerva…
-Yo te quiero.
Las palabras de Minerva sonaron sinceras, más sinceras de lo que Albus jamás hubiese podido imaginar.
-Pero no puede ser.-respondió él, serio-Yo soy demasiado viejo. Y tú eres joven, guapa… Encontrarás a alguien adecuado.
-No quiero a nadie más que a ti. ¿No eras tú el que decía que a veces hay que dejarse llevar por los sentimientos?
Minerva suspiró, y cerró los ojos con fuerza.
Le había costado años admitir ante sí misma que, después de todo, estaba enamorada de Albus. Y ya no digamos admitirlo ante él.
Ella sabía que él la quería, lo había sabido desde hacía mucho tiempo.
Pero también sabía que, si la rechazaba, lo hacía para protegerla. Era de sobra conocido por ambos que, cualquiera que tuviese una relación más íntima de lo acostumbrado con Albus Dumbledore, estaría en automático peligro.
-Lo sé, pero… Si lo hacemos, te pondría en peligro.-dijo, como si acabara de leer su mente-Y si a ti te pasa algo, yo…
-Pero si me va a ocurrir, Albus, me ocurrirá sí o sí. Y preferiría morir sabiendo que me quieres.-dijo ella, levantándose y situándose a su lado.
-Lo sabes, Minerva. Sé que lo sabes. Pero simplemente, no puede ser. Soy demasiado mayor. ¿Qué pensarían los demás?
-Me da igual lo que piensen los demás. Me da igual la diferencia de edad, me da igual morir. Pasaré por lo que sea, si consigo estar contigo. ¿No decías acaso que merezco ser feliz?
-Claro que te lo mereces. Pero junto a mí no lo serás. Habrá viajes imprevistos, secretos. Hay cosas de mí que no te gustaría saber, Minerva…
-No eres el único que tiene secretos. Te sorprendería saber algunas cosas que hice cuando mi profesor de Transformaciones era aún aquel hombre alocado y extremadamente encantador…
Esbozó una sonrisa dulce y pícara al mismo tiempo.
Albus no podría resistir por mucho más tiempo.
-¿Estás segura de esto, Minerva?
-¿Aún te atreves a preguntarlo?-contestó, acercándose.
-Lo digo porque, si te beso ahora, Minerva… No te soltaré en lo que me queda de vida.
-Ni yo me iré de tu lado.
-¿Me lo prometes?
-Se lo prometo, profesor.
Y en el silencio nocturno de Hogwarts, sonó un beso.


Dalià♥

lunes, 22 de agosto de 2011

La Maestra.


Había una vez una niña que vivía en una casita en el centro de Londres. Helena era una niña menuda, con una melena que llegaba hasta su cintura y unos ojos azules que lo observaban todo con curiosidad.
Sin embargo, la pequeña Helena nunca había salido de su habitación en la casa. Desde que era muy pequeña, acarreaba una enfermedad que la impedía salir de su cama. La enfermedad de la pequeña Helena era muy contagiosa, por lo que apenas recibía visitas, disfrutando la compañía del doctor Wright muy de cuando en cuando.
Helena era una niña encantadora, ingeniosa y dulce. Pero se sentía sola, tan sola que apenas quería vivir.
Un buen día, mientras jugaba con una de las decenas de muñecas que tenía, oyó como la puerta se abría y cerraba apresuradamente. Dejó el juguete, y se asomó.
Era una doncella muy joven, de no más de dieciséis años. Era alta y delgada, y el sencillo vestido blanco denotaba que no tenía muchas formas.
Pero era la mujer más bonita que Helena había visto nunca, si bien era cierto que apenas había visto a ninguna, salvo aquellos difusos recuerdos que guardaba de los ojos de su madre, azules como los de ella, o de los brazos de su niñera, antes de que cayera enferma.
La doncella se giró, y sonrió a la niña. Esta frunció el ceño a toda respuesta:
-¿Quién eres?
La doncella volvió a sonreír:
-Me llamo Claire. Voy a quedarme contigo durante un tiempo, Helena.
-No puedes quedarte aquí. Estoy enferma. Tú te pondrás enferma también.
-Ya lo estoy. Por eso me han enviado aquí. Para eso, y para que te enseñe.
La rubia dama se sentó al lado de la pequeña, y la miró con dulzura con sus ojos de color de miel. Era muy blanca de piel, y tenía las mejillas plagadas de pecas.
-¿Enseñarme qué?-preguntó Helena.
-Me han dicho que nunca has salido de esta habitación, que nunca has ido a la escuela.
La niña asintió.
-Pues yo te voy a enseñar todo lo que allí se aprende. Antes de enfermar, yo iba a ser maestra, ¿sabes? Iba a enseñar muchas cosas a niñas como tú en un internado en Oxford.
-¿Y qué me vas a enseñar?-insistió la pequeña.
-Aún no lo sé. ¿Qué sabes hacer?
-Una vez, cuando tenía cinco años y la enfermedad no estaba muy avanzada, vino una doncella que me enseñó a escribir y a leer. A veces el doctor Wright me traía libros y plumas para que practicara, pero no sé hacer mucho.
-Bien-dijo Claire-, entonces te enseñaré inglés, aritmética, y dibujo. Y si quieres puedes aprender algo de francés, también.
-¿Y los juegos?-preguntó la niña, con cara de disgusto.
-También habrá tiempo de jugar.
Helena sonrió, prácticamente por primera vez en su vida.
-Me alegro de que estés aquí. Ya no voy a estar sola nunca más.
-Claro que no.-respondió la joven-¿Cuántos años tienes?
-Nueve. Pero llevo enferma desde los cuatro, o al menos eso me han contado.
-Yo tengo dieciséis.
Ambas sonrieron, Helena feliz de tener a una amiga, y Claire por poder compartir con alguien sus conocimientos y su enfermedad.
Los días comenzaron a pasar con rapidez para ambas. Inglés y aritmética por las mañanas, luego la comida (que recibían por un pequeño montaplatos situado al lado de la cama) y juegos. Por la tarde, dibujo y francés.
Antes de dormir, a Helena le gustara que Claire le contara alguna historia.
La joven aprendiz de maestra era una magnífica cuentacuentos. Partiendo de un caballo de madera con el que la niña jugueteaba, podía crear la historia de dos jinetes que habían corrido mil y una aventuras en las montañas de Escocia. Al ver las muñecas, imaginaba el cuento de una princesa que se había enamorado del hijo de su lacayo, y que había muerto de pena cuando él se casó con la costurera de su madre. Le contó incluso la historia de la niña que se había perdido en el bosque, y que se había criado junto a los lobos.
Helena escuchaba todas y cada una de las historias con los ojos muy abiertos, mirando fijamente a los labios de la doncella mientras imaginaba que ella era el jinete, que ella era la princesa enamorada, que ella misma se había perdido en el bosque de los lobos.
El tiempo se escurrió entre sus dedos, y pronto había pasado un año desde la llegada de la joven Claire. Y con ella, otro año en la enfermedad de ambas.
Helena apenas había notado nada, seguía igual que siempre. Pero Claire cada día estaba más cansada, e incluso a veces
-Claire, tú… ¿Me dejarás algún día?-le dijo un día Helena, durante la clase de aritmética.
La niña, que ya había cumplido los diez años, había hecho grandes progresos en todos los campos. Su escritura y fluidez al leer inglés eran ya magníficas, y tenía un especial talento para el dibujo.
-No, cariño. Siempre me tendrás contigo. ¿Por qué me preguntas eso?
-¿Cuánto nos queda de vida?
Claire la miró, y bajó la vista al suelo.
-No lo sé.-respondió, con franqueza-Los médicos… Los médicos nunca son exactos. Nuestra enfermedad es muy rara, en Inglaterra nosotras somos de las pocas que la tienen. De todos modos, Helena, eres demasiado pequeña. No lo entenderías…
-¡No soy pequeña!-estalló la niña, ya harta de mentiras y de que esquivaran sus preguntas-Yo también estoy enferma, yo también sufriré las consecuencias de esta enfermedad, al igual que tú. Sólo quiero saber…-retomó su tono dulce y paciente habitual, al darse cuenta del daño que le estaba haciendo a Claire- Sólo quiero saber si algún día moriré. Eso es todo.
Claire la miró, suspiró, y la abrazó.
-Lena…-dijo, intentando contener las lágrimas-Yo no lo sé, ni si quiera el doctor Wright lo sabe. Puede que muramos mañana, o puede que nos quedemos aquí durante el resto de nuestras vidas. Pero lo importante, cariño, es que estemos unidas. Te quiero muchísimo. Lo sabes, ¿verdad?
Helena asintió.
-Anda, vamos a jugar con esa muñeca tan bonita que te ha traído el doctor de París.
La niña sonrió, y estiró el brazo para alcanzar la muñeca.
Días más tarde, Helena se despertó sin Claire a su lado. Gritó su nombre por toda la estancia hasta quedarse afónica, pero la joven seguía sin aparecer. No volvió por la tarde para las clases, ni al crepúsculo para contarle una historia para que se durmiera.
Aquella noche, el doctor Wright fue a visitarla, y le explicó que no volvería a verla nunca más. Claire había pasado a mejor vida aquella misma noche, justo después de contar su última historia.
Helena no volvió a hablar con nadie en sesenta años. Dedicó su vida a enseñar a niños sordomudos, a comprenderles como Claire la había comprendido a ella. Cumplió el sueño de su maestra, y publicó todos sus cuentos.
Murió sola en su casa de Londres, en la misma habitación en la que se había criado.
En su lecho de muerte dejó una carta en la que hablaba de aquella misteriosa doncella que siempre mencionaba, pero de la que nunca contaba nada.
“Desde que descubrieron su enfermedad, Claire decidió dedicar el resto de su vida a enseñarme, para que algún día pudiera ser lo que soy hoy, una mujer de provecho. Ella me enseñó a sumar y a restar, a leer, a dibujar y a hablar francés e inglés. Pero hubo una cosa que Claire me enseñó, aunque ella nunca lo supiera, puesto que murió antes de que yo me diese cuenta. Claire me enseñó a tener esperanza, a disfrutar cada día como si fuera el último. Claire me enseñó la lección más valiosa que hay: me enseñó a vivir.”

lunes, 15 de agosto de 2011

Autopromoción ( Potterfics :B)

Como me da pereza pasar las cosas nuevas de papel a ordenador, y últimamente tengo muy abandonado el blog, pues voy a hacerme un poco de autopromoción con cosas que ya tenía de antes (esencialmente los fanfics de Potterfics). Pues bien, el segundo que hice, y el más popular hasta ahora, es "La Leona y la Serpiente". Teniendo en cuenta lo abundante y visitado que es el genero de Dramione (Draco Malfoy + Hermione Granger), casi 9000 lecturas es poquísimo (los hay de 50000 o más), pero para mí fue la leche. ^.^
La historia la terminé hace tiempo, consta de 19 capítulos (no demasiado largos, aunque depende del que leas) y se sitúa al principio del todo, en el primer año en Hogwarts.
He aquí el link al índice de capítulos:
"La Leona y la Serpiente"

También tengo dos historias de MMAD (Minerva Mcgonagall/Albus Dumbledore). La primera, "Historia de un amor", fue el primer fanfiction que publiqué y se me ocurrió escuchando la canción del mismo nombre de Ainhoa Arteta. He escrito cosas bastante mejores (hay que tener en cuenta que esto tiene un año o así, y he practicado mucho), pero al ser el primero me hace ilusión.

"Historia de un amor"


El segundo de MMAD, que aún no está terminado, es una traducción del foro http://admmfics.proboards.com. Me gustó, y me apetecía hacer algo de traducción. Me faltan cuatro o cinco capítulos por traducir, pero lo voy terminando.

"Un día, una noche, un momento"

Y esto es todo lo que he escrito de Harry Potter hasta el momento... Estoy preparando alguno más, pero estoy dudando en si publicarlo o no.


¡Hala, ya valió de hacerme publicidad! :D



Daliá♥

Giffoni Experience '11♥ The very best.

Sé que ha pasado más de un mes, pero ahora que tengo todo el tiempo del mundo aquí en el cámping (el León), al fin he conseguido vencer la pereza... Y además, más vale tarde que nunca. ^.^
También sé que suena a anuncio si digo que es una experiencia única, pero cuando lo vives es lo mínimo que se te ocurre.

He aquí, lo más memorable de...

Giffoni Film Festival



  • Mi familia, que a los pocos días ya parecía la verdadera.



  • Mis amig@s: Anna, Giulia, Maria Antonietta, Francesca, Alessia, Morena, Micaela, Luca, Nanni, Delphine, Berthille, Elisa, Maria, Annie, Marco, Elena, Gianluca, la otra Alessia, Marialuisa, Maite, Karina, Lucy... Y toda la gente maravillosa que conocí, pero de la que no me acuerdo... xD



  • Ponerles motes a los monitores.



  • Sacar el Ipod disimuladamente en los debates.

  • Poner a parir a la gente en español en su cara sin que se enteraran.



  • Competir a quién acaba primero las Pringles.



  • Las noches de DJ visitando a nuestras amigas de la Coca-Cola cada diez minutos



  • Acordarse de toda la familia de la de los Chupa-Chups cuando no le quedaban



  • Ir a rellenar la botella de agua al baño, y que te mirasen mal.



  • Llamar "guarras" a las organizadoras.



  • Las pizzas y los helados de Giffoni.



  • Cantar las canciones de Mamma Mia con Elisa y Berthille.



  • Enseñar insultos a la gente.



  • Dormir en las butacas del cine.



  • Sacar fotos a traición con el "Modo Inteligente".



  • Reírnos de las desgracias de Andrea.





Capri


  • El viaje en barco.



  • Las vistas.



  • Bajar por una montaña ayudados de un cable oxidado.



  • Bañarse en un agua limpia y con olas.



  • Los de Palestina tocando las narices.



  • Subir medio kilómetro en cuesta y con 40 Cº.



  • "Absorber" tres botellas de 2L de agua en un cuarto de hora.



  • Pagar 7 euros por una pizza quemada.


La Costa Amarfitana



  • El Balcón de Europa.




  • La mojadura que pillamos con los aspersores de Ravello, que nos prestó por la vida.




  • Caerme por las escaleras en Ravello, y adquirir el sobrenombre de "la arrastrada"



Demasiado en tan sólo once días. Ahora sólo nos queda esperar a poder volver dentro de dos años...

domingo, 10 de julio de 2011

Blanche's

Este relato fue uno de los que escribí para el concurso de relatos organizado por "Everest", relacionado con "Canciones para Paula" (libro que, por cierto, recomiendo) y "Starbucks".
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La cafetería estaba abarrotada, para variar, y Blanca no daba a basto con las cuentas.
Menos mal que al fin alguien había respondido al anuncio.
Tan sólo unas horas antes, un chico de unos 20 años la había llamado, preguntando si la oferta estaba aún en pie.
“Claro”, había respondido ella, sorprendida (y deleitada al mismo tiempo) por la masculinidad y seguridad de su voz: siempre le habían gustado los tipos así.
Acordaron que comenzaría su período de prueba aquella misma tarde, a las 5.
“No tardará mucho.”, pensó la mujer, de 43 años, casi 44, mientras cobraba a un cliente, y se servía a ella misma un café bombón. Pero minutos pasaban; y mientras llegaban las cinco y cuarto, el no hacía lo propio.
Blanca cada vez se impacientaba más, y en la taza iba quedando el rastro del café que tanto le gustaba. Pero cuando ya había perdido toda esperanza de que viniera, cuando se deleitaba con los últimos toques de la leche condensada, le vio aparecer.
Su cabello negro (ni muy corto, ni muy largo) se veía azotado por la brisa de la tarde, mientras sus ojos de color azul se cerraban para ver mejor, probablemente intentando localizar a la dueña de “Blanche’s”.
La vio avanzar hacia él con paso seguro.
-Tú debes de ser Sergio. Yo soy Blanca, la dueña del bar.
-Encantado.
Blanca sonrió. Sus sospechas sobre la edad de Sergio se veían ahora confirmadas, pero no era eso lo único que se confirmaba.
Su encanto era más que notable, y no sólo en su voz, sino también en su mirada y en su postura.
-Pasa a la cocina, ahora mismo voy. Es al fondo, detrás de la barra.
Blanca observó cómo el muchacho se dirigía hacia el fondo de la cafetería. De algún modo, se quedó embelesada, y no despertó de su trance hasta que el viento le golpeó su pálido rostro. Con paso firme, su paso, se dirigió hacia la cocina, donde la esperaba Sergio.
-Bien, comienza por probarte ese delantal, creo que es de tu talla.- ordenó, señalando un delantal blanco que había colgado del perchero- Perfecto. Empezarás por llevar esto a la mesa 3, aquella del fondo.
Sergio cogió una bandeja con dos capuccinos, y, con una elegancia que Blanca no veía desde hacía muchos años, la llevó hasta la mesa 3.
-Muy bien, veo que esto se te da bien. Veamos qué tal te va el resto del día.
Ambos sonrieron.
Pero, en el camino de Sergio hacia la barra, su rostro y el de Blanca se encontraron a tan sólo unos centímetros.
Aliento contra aliento, el atractivo que Blanca sentía por el chaval empezó a aumentar más, y más, y más…
-Ups, perdona, Blanca.- se disculpó Sergio, apartando sus ojos de los de Blanca. Aquella situación le había resultado un tanto incómoda.
-No pasa nada.- dijo ella, con un ligero tono de desilusión, que afortunadamente Sergio no notó.
Por un momento, había pensado que algo iba a pasar entre ellos.
Por un momento, había albergado aquella nimia esperanza.



Dalià♥

viernes, 8 de julio de 2011

Alla mina bästa år♥A fairytale life|How to fall in love (Part 2)


-Well, so, here we are…
-Yes.
Frida smiled, sweetly.
They were one in front of another, next to Frida’s house. It hadn’t been a bad night, actually.
In fact, it had been a great evening, one of the best she had ever known.
After having that delicious dinner in “Luigi’s”, Ragnar had taken her to the best disco in Eskilstuna, “Lugna”. They had had a lot of fun, and Frida could forget for some minutes all her worries.
But now, everything was back again. Including her worries, and her fears…
-It has been a very good night, Ragnar. Thank you so much.-she said, after a long silence.
-Thanks to you for coming.
They smiled again.
-Well…I think it’s time for me to… To go home. I would invite you, but…
-It’s late and your grandmother is in. Don’t worry. I just wanted to…
-Yes?
She looked at him, with her mind full of doubts.
What was she supposed to do?
Was she supposed to enter the house?
Was she supposed to smile at him?
Was she supposed to…?
An unknown sensation stopped her feelings.
It was… Warm. She liked that sensation, she really liked it. Kisses were much better than she had ever imagined, really.
He took her waist, she didn’t stop him.
They separated slowly.
-See you tomorrow?-he said, looking at her, and evidently more relaxed.
-Yes… Yes.
They smiled, sweetly. Ragnar took her hand, and kissed her again.
-Dream with angels.
-Good night, Ragnar.
She smiled, and entered home. Ragnar sighed, and went away.

Inside the house, Agny had watched every second of the scene.
She sighed, and, after Frida had gone to her bedroom, went upstairs.
After all, her little girl wasn’t a child anymore.



Dalià♥

martes, 28 de junio de 2011

Mil días en Venecia.


“Conocí a un hombre que decía: Algunas personas maduran y otras se pudren. Algunas veces crecemos, pero no cambiamos jamás. No podemos. Nadie cambia. Somos como somos, y nadie puede cambiar a nadie, ni si quiera a sí mismo.”
Mil días en Venecia; Marlena de Blasi





Dalià♥

domingo, 26 de junio de 2011

Alla mina bästa år♥A fairytale life|How to fall in love (Part 1)

-Wow, you are… Beautiful.
Frida smiled, and noted how her face turned red.
She was dressed in a short green dress, with a lace on its waist.
Her hair was falling on her shoulders, hiding the pearl earrings. She had put a little make up,, only a little rimmel and a bit of lipstick.
-Thank you so much.-she answered-You’re handsome too.
They smiled, and entered in his car.
He took her to the best Italian restaurant of the city, “Luigi’s”
-Have you ever been here, Frida?-he asked, opening the door gently.
-No, no. I haven’t been to any Italian restaurant, actually.
-So, it’s the time for you to taste the best food in the world.
She smiled.

-White wine, please.
-I’ll have water, thank you.
The mêtre went away, leaving them alone.
-Well, Frida, I’m sure I’m not wrong if I say that we do not know each other much.
-You’re not.-she said, with a tiny smile.
-What are your likes?
-Well, I like music, as you can imagine…she started- Jazz mainly. I also enjoy reading and dancing, and, well, nature. And you?
-I like cinema, and reading, nothing special. Do you…-he doubted- Do you have a boyfriend?
She seemed surprised at first, but then relaxed. In some way, she knew he would make that question.
-Well, not really… No, I don’t. Do you? Well, of course you have…
-No, you’re wrong. There was something not long ago, but… It finished, because I met somebody.
Frida looked at him, with her mouth lightly opened and without breathing, when the mêtre arrived with the first place.
She didn’t know what she was about to say.
Actually, she didn’t know what was she was supposed to say during the whole evening. She had no idea.



 Dalià♥

jueves, 23 de junio de 2011

Summertime.




¡FELIZ VERANO!




Dalià♥

MLS62.

Hoy, se cumplen 62 años del nacimiento de una mujer, de una gran mujer.
Una mujer dulce, cariñosa, humilde, bella, talentosa, buena madre. En resumen, una mujer maravillosa.
La mujer de la que hablo no va de diva, ni presume de ese don que se le ha dado. Es bella; es maravillosa. Pero también es humilde, algo que muchas otras no son.
Pero es que ella… Es única.
Hoy, se cumplen 62 años del nacimiento de Mary Louise Streep.
Y sólo puedo decir…
Gracias.
Gracias por ser como eres, gracias por sonreír cada día, gracias por todo.
Gracias por existir, querida Meryl.
Thank you very much.

PD: Esta entrada está publicada con retraso, el cumpleaños de Meryl fue ayer, pero no pude publicarlo. ;)


Dalià♥

domingo, 19 de junio de 2011

Un último vals

-Es la hora.


Ágata esbozó una sonrisa amarga, y bajo la vista al suelo de la estación.

Las despedidas no eran lo suyo, y menos si se trataba de él. No se volverían a ver en meses, tal vez años; años en los que lamentaría su marcha con cada cosa que hiciera. Muchas veces se preguntaba si su amor lo superaría, si sería lo bastante fuerte como para no rendirse y casarse con un niño bien. Se preguntaba si merecería la pena malgastar los mejores años de su vida esperando a que volviera de la guerra; tal vez esperando en vano.

Pero todas las dudas quedaban disipadas con el siguiente beso.



Fernando la tomó entre sus brazos. No le gustaba que llorara, y menos que lo hiciera sola. No había querido tanto a nadie en toda su vida, y le costaba separarse de ella tanto como le hubiera costado renunciar al agua. Aunque, si hubiera sido necesario, lo hubiese hecho.

Pasarían años hasta que pudiera volver a tocarla, hasta que pudiera volver a mirar a sus ojos de color miel. Pasarían años hasta que al fin pudieran casarse, hasta que pudieran tener hijos y, al fin, ser felices.

Cientos de veces había pensado en decirle a Ágata que se acabó, que no merecía la pena esperar tanto tiempo a que volviera de una guerra que no sabía cuando iba a acabar, de una guerra de la que ni siquiera sabía si volvería vivo.

Pero se volvía incapaz cuando veía una de sus sonrisas.



-¿Volveré a verte?

-No lo sé.-respondió él, acariciando su pelo- La verdad es que no sé nada. Ni siquiera sé si podré soportarlo.

Volvieron a abrazarse, pero el revisor del tren los separó.

-Última llamada. Será mejor que suba.

Fernando se cargó el equipaje en la espalda. Tomó a Ágata por la cintura, y la besó, para escándalo de las demás mujeres en la estación.

-Te quiero, Ágata.

-Yo te quiero; te adoro. Venga, vete ya. No quiero que te ocurra nada por mi culpa.

Ágata sacó el delicado pañuelo que le había regalado Fernando el día que se habían prometido, y lo sacudió en el aire.

Mientras miraba como el tren se alejaba, comenzó a llorar, esta vez en serio, esta vez a gritos.

Tenía el presentimiento de que nunca volvería a verle con vida.





Dalià♥

sábado, 18 de junio de 2011

A vista de pájaro.

-¿Qué se sentirá al volar?


Era un día nublado, pero se la podía observar con claridad.

La golondrina planeaba sobre ella, que leía una novela sentada en el balcón.

Detuvo su lectura para mirar, ensimismada, al pájaro que sobrevolaba la casa.

Poco a poco, cerró los ojos, y se imaginó a sí misma en el lugar de la golondrina.

Sintió como la brisa comenzaba a golpearle el rostro, y se dejó llevar.

Recorrió sus ciudades soñadas, aquellas que narraban los libros: de las gárgolas de Notre Dame al canal de Venecia, pasando por el Big Ben y las montañas de Escocia.

Recorrió su imaginación, y encontró en sus más profundos recobecos las maravillas más maravillosas, las fantasías más fantasiosas.



Una fuerte ráfaga de viento la despertó de sus ensoñaciones.

La doncella alzó la vista.

Allí seguía, majestuosa y libre, la golondrina.

La dama de celeste suspiró, cerró su novela y volvió al calor del hogar, donde la rutina la esperaba, alejándola de su mente, ansiosa de libertad.

 
 
 
 
Dalià♥

jueves, 16 de junio de 2011

Alla mina bästa år♥A fairytale life|The game is on again

-Hello?
Frida entered in the house quietly, hoping with all her heart her grandmother wasn’t there.
-In the kitchen!.-Agny shouted from the other part of the house.
She walked along the house, nervous.
-Eem, mamma… Can I ask you something?
-Sure. What is it about?-she answered, while putting some more flour in the mass of the bread.
-Well…Can I go out…Tonight?
Frida was confused. Ragnar Frediksson , the guy that played the trumpet in the band, had been extremely sweet and nice to her since she had started in the “Anni Frid Four”, as they had decided to rename the band.
She was flattered, of course, as she liked him a lot.
But that afternoon, when he had asked her to go out, she hadn’t known what to answer.
She wanted to say “yes”, of course, but she was afraid of her grandmother’s reaction. She was always so categorical with men… And all of that because her daughter’s love story had ended awfully.
“And what if?”, always thought  Frida, “I’m not my mother, that won’t happen again.”
But, anyway, she didn’t want to discuss with her grandmother. She was the only one that she had in life, she didn’t want to lose her…

-With who?-said Agny.
-With one of my band partners, Ragnar.
Agny stopped, and looked at her:
-Ragnar? How old is he?
-21, mamma. I can assure you he only wants to be my friend, he has always been so nice to me and…
-Anni-Frid-she said-What do I always tell you about men?
-I know, mamma, but he’s not…
-How far you’ve known him?
-A pair of weeks, but…
-Let me finish. Do you think that two weeks are enough for knowing a person?
-Not really.- Frida answered, in a low voice.
-So, I’ll tell you what I always tell. You’re beautiful, you’re talented, you’re young. How can you be so sure that he only wants to be your friend?
-And what if he wants to be more than a friend?-she answered, starting feeling angry-I’m 15, almost 16, mamma! Do you want me to be alone forever?
-No, my darling.- Agny said, going closer to her granddaughter-I only want you to be careful, I don’t want the story to be repeated again…
-But it won’t, mamma. Please… Don’t be like that, I just want to be happy.-she answered, with a sight.
-I know, Anni-Frid. But do you think he…?
-Yes, mamma. I like him, I like him very much. And I think he likes me too. I don’t want to call this love, but… I feel how butterflies fly in my stomach, I feel very warm when I’m with him. Mamma, please…
-Well…Ok. But you must be here at eleven o’clock, not a minute after!
-Sure, sure, sure! I’ll call him right now. Thank you!
She kissed Agny’s cheek and ran to her bedroom.
Agny continued making the bread.
Since the day Anni-Frid had decided to stay in Eskilstuna, they’re relation had turned into a real grandmother-granddaughter relation, and she had stopped seeing her as a child. And now, the first love had arrived…
“I hope the game is not on again”, she thought, “I hope…”



 Dalià♥


sábado, 11 de junio de 2011

Alla mina bästa år♥A fairytale life|No regrets

-Hello, my name is Anni-Frid Lyngstad, and I’m going to sing “Fever”.

Frida started singing, and Patrick, Harry, Ragnar and Anders smiled. They had found the perfect girl.



After leaving her friends on their way to Stockholm, Frida started searching for a new band. She still wanted to be successful, and, while she could, she had to continue practicing.

She had talked with Agny profusely, and they had decided that she would stay there in Eskilstuna, but she could also continue with her musical career. Their relationship had become stronger after all the deep feelings they had told to each other in the many fights they had have during that period of time, and now they felt as grandmother and granddaughter for the real first time.



-So, how has it been?-she asked, timidly, after the performance.

-Brava, Anni-Frid, bravissima.-said Anders-We must listen to the other girls, of course, but I think you’re the winner. Tough the price is not as big as your talent…

-Oh, no, no! I’m very proud of having the chance of being part of a group, really. And as I’ve listened to you play, I think you’re very good, so that’s perfect.-she smiled, sweetly-Oh, and please call me Frida.

-Thank you very much, Anni-Frid. Well, Frida. It’s probable we’ll call you later, not many girls are in the queue, are they?

-No, no.-she said- Maybe five or six, I think. Thanks again.

-Thanks to you, and thanks to God for giving you that voice.-said Ragnar-We’ll call you later, but now we must continue with the casting. Can you please tell the next girl to come?

-Sure. Goodbye.-she said.

She told the next girl, a blue-eyed blonde girl, to pass, and she took the way home.

She walked slowly, thinking about herself.

She didn’t regret the decision of staying there, at Eskilstuna, but… Had it been the right thing not to try?

Maybe her friends had had success there, in Stockholm. Maybe she saw them on TV, or listened to them in the radio some weeks later. “The new super group, with the fantastic leading voice of Marie.”

And what would had happened if she hadn’t seen her grandmother tears? Would she be the Queen of that dream? Would she ever have that chance again? She was sure that she had talent, but… Was she worth it?





Dalià♥

jueves, 9 de junio de 2011

Alla mina bästa år♥A fairytale life|Adjö

-It’s the time.


Frida hugged her grandmother. School had already finished, and they were going to take the train to Stockholm to start the tour.

-Be careful with the people you talk too-said Agny, trying to deny her tears- And don’t eat anything strange, if it’s necessary…

-Ok, ok, you’ve told me that thousands of times, mamma. I’ll call you when we’re in Stockholm.

-Ok, my darling, ok.

She smiled, and hugged her again.

-I remember…-said Agny- I remember when we first came to Sweden. Your mother was sick after the birth, so she stayed there, in Ballagen, for a while. You were only a couple of days old, but the farewell from you was extremely hard for her. You couldn’t even see her blue eyes, as full of tears they were. I told her it wasn’t that dramatic, she would see you in a while. But, my darling, now… I understand perfectly your mother. Never, even when my children went away, I felt the same sensation. I knew they were going to be safe. I mean, I’m not saying you’re not safe, you are strong and you know how to manage with yourself. But, Anni-Frid, you’re only 15, and…

-I know, mamma. But we’ve talked a lot about this, and I think everything is going to be OK. I must go. Goodbye.-she kissed her cheek-I love you, mamma.

They smiled, and Frida ran to the car.

She sat on the front, with John.

She looked to her grandmother, and waved goodbye.

She saw her blue eyes, those eyes that had seen her daughter and her husband die, plenty of tears. She thought about their life: Agny hadn’t been what you call a “devote mother” with her, but she didn’t blame on her. She had passed the last 15 years working, sewing for they and doing everything at home. While other grandmothers only kept their grandchildren once or twice a week, she had to be a mother again.

She had taught Frida to sing and to love music, and that she would never thank her enough.

She was there because of her, and now she was going away, leaving her alone after all…

-Stop! Stop the car now!

John brake, and looked at Frida:

-What, what happens?

-I go back.

-What?-he exclaimed-OK, please repeat. What is that you go back?

-That I go back, I go home!-she said, opening the door of the car-I can’t leave now, this is not the moment. Marie can sing the vocals.

-What? Me, the vocals? But, Frida…

-You can do it, Marie. I’m sure you can do it.

She smiled, and kissed her friend’s cheek.

-Have luck in Stockholm!

-Frida! You can’t do this now!-John shouted from the car.

-Yes I can, because I’m doing! Sorry, John, sorry you all. You’ll be better without me, I’m sure.

She waved goodbye again, and ran back to Eskisltuna.



-Mamma! Mamma!

Agny turned around, and, surprised, hugged Frida.

-But, my love, what are you doing here? You should be in the car with your friends, on way to Stockholm.

-No, mamma. You were right. Not the time, not the place. I’ll find other friends, and I’ll sing in another band. But here, in Eskisltuna.

Agny smiled, and kissed her granddaughter.

-Come home, darling, come home… Come home.



 
Dalià♥

martes, 7 de junio de 2011

Out of Africa.

Jueves, 07 de abril de 2011 (Extracto de mi diario personal)


¡Cuánto mentiría si dijera que no adoro a Karen Blixen!

Acabo de leer su sección en el libro “Grandes Aventureras” de Alexandra Lapierre (Ed. Blume), y me ha entrado esa sensación de nostalgia que tengo cada vez que oigo hablar de la salvaje África.

¿Qué tendrá, que fascina de esa manera?

Recuerdo que, el otro día, estaba haciendo un dibujo con colores cálidos en clase de Dibujo. De pronto, me vinieron a la cabeza los colores de Kenia, por los que Meryl Streep se paseaba escopeta en mano.

Y, mientras dibujaba esos típicos árboles de la sabana cuyo nombre no recuerdo, sentía una sensación cálida en el estómago. La misma sensación que siento cada vez que pienso en algo que sueño con ansia, algo que aspiro a conseguir algún día.

Amo África, amo la sabana y amo a los leones.

Amo esos colores, amo ese cielo, amo el olor que, en mi mente, imagino que tiene África.

Un olor como a incienso, salvaje, y muy, muy seductor.

¿Quién no ha soñado con un beso de película en África? Mientras, por detrás, los animales pasan por delante del sol poniente, como al principio de “El Rey León”…

Estoy divagando. En fin, por si no os habíais dado cuenta…

Me gusta África.

 
 
Dalià♥

domingo, 5 de junio de 2011

Alla mina bästa år♥A fairytale life|Decisions

tionThe dinner time arrived, and Frida and Agny had to meet again.


-I’ve thought about our argument.-said Frida, in a low voice.

-And?

They looked at each other.

-I’m going to do it. I mean, I’m going on tour with the band. But I’ve thought about it, and I’ve made a decision.

-What decision?-asked Agny.

-I’ll send you all the money I earn. And…-she said, before her grandmother intervened- if, let’s say after two weeks, I don’t like what I do, I miss Eskilstuna or simply I’m not successful, I’ll come back. I’ll get a job and, when summer passes, I’ll be back to school. Right?

Agny sighed.

-If… If that is what you want… OK. But you must carry out your promises!

-Yes, yes, yes! Thank you mamma! Thank you so much!-Frida exclaimed, kissing her grandmother- I love you so much!

She ran upstairs.

-But Anni-Frid, finish the dinner!

-I’m not hungry!-she shouted from her room.

Downstairs, Agny laughed. “That little girl…”

She started picking up the plates, and took them to the kitchen.

“This is not the best, not at all.”, she thought, while washing the dishes-“But it’s in the middle of our respective wishes. Oh, God, how I wish she changes her mind…”

It was true, she was going to miss her so much.

They didn’t have what is called an extremely intimate relations (Agny passed most of the day working, except Tuesdays), but they loved each other madly.

Nothing was going to be the same without her. She had said that, if something failed, she will be back.

But she knew it (she had grew her up, after all), she wouldn’t carry out her promises. She would try and try, until she died.

Just as her mother did.

Her innocent laughter, her eyes, her good night kisses…Everything will go away with her.

Including her happiness.

 
 
Dalià♥

jueves, 2 de junio de 2011

Alla mina bästa år♥A fairytale life|Sinny

The few photos she had of Sinny from when she was a child remembered her how equal was she to her daughter, at least in the personality. They both were pretty, enthusiastic, sweet and, over it all, rebel. Sinny had showed it when she decided to have her child, and Frida was showing it now.


She passed the pages, and saw the photographs of her young 19 years old daughter. She wasn’t surprised when Sinny told her a young German soldier had fall in love with her: she was really pretty, just as Anni-Frid. And, apart from beauty, she had all the qualities a man could have imagined: she was sweet, funny, and patient. She had always been her little girl, and will always be.

She knew music was her granddaughter’s life, and she also knew that, before or after, she will meet a man and fall in love.

And that was exactly what made Agny getting worried.

Anni-Frid was as lovely as Sinny, but the rebelliousness was also equal in both. And so, she was sure that, if she really fell in love, she would give everything.

And Agny didn’t want the story to be repeated again.

And that was the ‘cause for her refusing of Anni-Frid’s dream. She once had let her daughter keep her dream, having a little baby, and it all had ended awfully.

There were a few photographs of Sinny pregnant, and the ones there were, were made at home. She didn’t go out of the farm during almost all her pregnancy. They didn’t mind the rumours, but, when she was in an advanced state of the pregnancy (7 or 8 months, if she remembered well) they started receiving threats. The doctor, the only one that didn’t criticize them, told her that she couldn’t do any long travel, so they chose to wait to the born and then go away from Norway. They had heard that there had been an operation, “Lebensborn” it was called, and that Sinny’s pregnancy had been part of it. And the destiny of the “lebensborn” child was horrible.

At first, only Agny and the little baby moved to Sweden. Sinny was weak after the hard birth, and she will move with them later.

She did, at the start of 1946, and, while Agny worked, kept the baby. She looked happy playing with Anni-Frid at that time, but Agny knew that it was only with her baby that happened.

She had written several letters to Anni-Frid’s father, Alfred, but none of them had been answered.

She had written to the Norwegian embassy in Germany, but they had said they couldn’t help her.

But she stood waiting a call, a letter, anything that could tell her that nothing had been part of a plan, that their love had been true.

Before she got sick, she talked Anni-Frid a lot about her father. When she couldn’t sleep, Sinny sang to her an old German song Alfred had taught her. She cried, remembering Sinny’s voice. She was sure Anni-Frid had inherited her talent from her.

Some of her last words had been for him, and she was sure that, wherever she was, she was still in love with him.

She closed the album.

She lied down on the bed, and took a pillow.

She didn’t want Anni-Frid to hear her cry.



Dalià♥
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