domingo, 10 de julio de 2011

Blanche's

Este relato fue uno de los que escribí para el concurso de relatos organizado por "Everest", relacionado con "Canciones para Paula" (libro que, por cierto, recomiendo) y "Starbucks".
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La cafetería estaba abarrotada, para variar, y Blanca no daba a basto con las cuentas.
Menos mal que al fin alguien había respondido al anuncio.
Tan sólo unas horas antes, un chico de unos 20 años la había llamado, preguntando si la oferta estaba aún en pie.
“Claro”, había respondido ella, sorprendida (y deleitada al mismo tiempo) por la masculinidad y seguridad de su voz: siempre le habían gustado los tipos así.
Acordaron que comenzaría su período de prueba aquella misma tarde, a las 5.
“No tardará mucho.”, pensó la mujer, de 43 años, casi 44, mientras cobraba a un cliente, y se servía a ella misma un café bombón. Pero minutos pasaban; y mientras llegaban las cinco y cuarto, el no hacía lo propio.
Blanca cada vez se impacientaba más, y en la taza iba quedando el rastro del café que tanto le gustaba. Pero cuando ya había perdido toda esperanza de que viniera, cuando se deleitaba con los últimos toques de la leche condensada, le vio aparecer.
Su cabello negro (ni muy corto, ni muy largo) se veía azotado por la brisa de la tarde, mientras sus ojos de color azul se cerraban para ver mejor, probablemente intentando localizar a la dueña de “Blanche’s”.
La vio avanzar hacia él con paso seguro.
-Tú debes de ser Sergio. Yo soy Blanca, la dueña del bar.
-Encantado.
Blanca sonrió. Sus sospechas sobre la edad de Sergio se veían ahora confirmadas, pero no era eso lo único que se confirmaba.
Su encanto era más que notable, y no sólo en su voz, sino también en su mirada y en su postura.
-Pasa a la cocina, ahora mismo voy. Es al fondo, detrás de la barra.
Blanca observó cómo el muchacho se dirigía hacia el fondo de la cafetería. De algún modo, se quedó embelesada, y no despertó de su trance hasta que el viento le golpeó su pálido rostro. Con paso firme, su paso, se dirigió hacia la cocina, donde la esperaba Sergio.
-Bien, comienza por probarte ese delantal, creo que es de tu talla.- ordenó, señalando un delantal blanco que había colgado del perchero- Perfecto. Empezarás por llevar esto a la mesa 3, aquella del fondo.
Sergio cogió una bandeja con dos capuccinos, y, con una elegancia que Blanca no veía desde hacía muchos años, la llevó hasta la mesa 3.
-Muy bien, veo que esto se te da bien. Veamos qué tal te va el resto del día.
Ambos sonrieron.
Pero, en el camino de Sergio hacia la barra, su rostro y el de Blanca se encontraron a tan sólo unos centímetros.
Aliento contra aliento, el atractivo que Blanca sentía por el chaval empezó a aumentar más, y más, y más…
-Ups, perdona, Blanca.- se disculpó Sergio, apartando sus ojos de los de Blanca. Aquella situación le había resultado un tanto incómoda.
-No pasa nada.- dijo ella, con un ligero tono de desilusión, que afortunadamente Sergio no notó.
Por un momento, había pensado que algo iba a pasar entre ellos.
Por un momento, había albergado aquella nimia esperanza.



Dalià♥

viernes, 8 de julio de 2011

Alla mina bästa år♥A fairytale life|How to fall in love (Part 2)


-Well, so, here we are…
-Yes.
Frida smiled, sweetly.
They were one in front of another, next to Frida’s house. It hadn’t been a bad night, actually.
In fact, it had been a great evening, one of the best she had ever known.
After having that delicious dinner in “Luigi’s”, Ragnar had taken her to the best disco in Eskilstuna, “Lugna”. They had had a lot of fun, and Frida could forget for some minutes all her worries.
But now, everything was back again. Including her worries, and her fears…
-It has been a very good night, Ragnar. Thank you so much.-she said, after a long silence.
-Thanks to you for coming.
They smiled again.
-Well…I think it’s time for me to… To go home. I would invite you, but…
-It’s late and your grandmother is in. Don’t worry. I just wanted to…
-Yes?
She looked at him, with her mind full of doubts.
What was she supposed to do?
Was she supposed to enter the house?
Was she supposed to smile at him?
Was she supposed to…?
An unknown sensation stopped her feelings.
It was… Warm. She liked that sensation, she really liked it. Kisses were much better than she had ever imagined, really.
He took her waist, she didn’t stop him.
They separated slowly.
-See you tomorrow?-he said, looking at her, and evidently more relaxed.
-Yes… Yes.
They smiled, sweetly. Ragnar took her hand, and kissed her again.
-Dream with angels.
-Good night, Ragnar.
She smiled, and entered home. Ragnar sighed, and went away.

Inside the house, Agny had watched every second of the scene.
She sighed, and, after Frida had gone to her bedroom, went upstairs.
After all, her little girl wasn’t a child anymore.



Dalià♥
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