jueves, 5 de abril de 2012

Patrones, amor y espías: "El tiempo entre costuras"

Escribo esto poco tiempo después de haber cerrado el inmenso libro, de 600 páginas y pico, con una sensación que hacía bastante tiempo que no tenía.
Esa sensación de conclusión inevitable, de “ha sido perfecto, pero ya se acabó”, esa mezcla de alegría, amargura y alivio, alivio por saber que aún queda algo bueno.

Y es que “El Tiempo Entre Costuras”, de María Dueñas, es algo bueno, muy bueno.
La novela de esta doctora en Filología Inglesa nos traslada de lleno a los años 30, fecha de inicio de dos de los conflictos bélicos más importantes del último siglo: la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.
A caballo entre Madrid, Marruecos y Lisboa, conocemos a Sira Quiroga, una modista de orígenes humildes pero con un espíritu incansable y luchador.
Sus aventuras y desventuras nos llevarán a conocer a múltiples personajes históricos, y nos tendrán en vilo hasta la última sílaba (y lo digo por experiencia).

María Dueñas demuestra haberse documentado concienzudamente (algo imprescindible pero poco extendido a la hora de escribir novela histórica), y nos ofrece un magnífico panorama de la sociedad española de la época, e incluso se aventura a dar detalles minuciosos como nombres, relaciones y cargos, con lo que queda demostrada su cuidada labor.

Dueñas también crea magníficos personajes originales, entre los que destaca, por supuesto, la protagonista. Sira es una heroína de esas que ya no quedan, una Jane Eyre modernizada, metamórfica y tremendamente lista.
Una luchadora a la que los golpes y puñaladas la hacen más fuerte, convirtiéndola en una especie de femme fatale con un trasfondo de fidelidad y romanticismo que encandila.

A lo largo de la novela (que, a pesar de su densidad se queda corta), situaciones y sentimientos completamente distintos se enlazan, desde la locura de un enamoramiento repentino y pasional hasta la frialdad con la que se debe ejecutar una complicada operación de espionaje.
La autora se desenvuelve magníficamente en todas ellas, demostrando una vez más su intensa documentación.

Sin embargo, este aspecto se vuelve en su contra en contadísimas ocasiones.
Especialmente cuando habla de las operaciones alemanas durante la Segunda Guerra Mundial y del gobierno de Franco, María Dueñas emplea un vocabulario técnico de difícil comprensión para una quinceañera como yo.
Probablemente la culpa sea mía, pero también es verdad que nada es perfecto, aunque he de reconocer que me ha costado encontrarle pegas a esta delicia.

En resumen, una buenísima novela histórica, detallada sin aburrir, humana, trepidante y deliciosamente escrita.

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